¿Un viaje de reconciliación puede salvar una pareja?

Miércoles 9 de Septiembre del 2020

Pareja de espaldas viendo el atardecer en la playa. Enfocar un viaje de una pareja en crisis como una luna de miel evitaría enfrentarse a los problemas reales.

Estos meses de confinamiento, provocados por la pandemia de coronavirus, han supuesto para la mayoría de las parejas una salida de la zona de confort y una intensificación de la convivencia. “Hemos pasado más horas juntos, con más temas a organizar, nuevos escenarios y decisiones que afrontar, y, por tanto, nos hemos visto juntos gestionando muchas situaciones, en ocasiones bastante estresantes. Este hecho ha puesto a prueba las relaciones conyugales y ha evidenciado conflictos importantes que hasta el momento estaban latentes”, cuenta Clara Valls, profesora de Psicología de la Universitat Abat Oliba CEU (Barcelona).

¿Las vacaciones de verano son positivas para una pareja que atraviesa una situación de tensión? “Si esta tensión es superficial o de baja intensidad y la pareja ha perdido durante un tiempo la intimidad y la comunicación en su relación, las vacaciones sí pueden ser un momento para recuperar estos aspectos tan necesarios para el buen funcionamiento de una relación conyugal. Si esta tensión es la punta del iceberg de conflictos profundos no resueltos, las vacaciones serán un tormento porque te encuentras teniendo que disfrutar de un tiempo con una persona con la que no te sientes bien y a la que no sabes cómo tratar”, expone la psicóloga. 

¿Los viajes de reconciliación suelen funcionar?

“Si necesitas hacer un viaje de reconciliación es que detectas que en la relación existe alguna dificultad (desgaste, tensión, conflictos...) que ya has tratado de solventar, pero sin éxito”, señala Valls. Si el viaje de reconciliación va enfocado exclusivamente al placer y a la diversión, puede representar una luna de miel, pero será un modo más de huir hacia adelante y evitar afrontar el problema real. Un viaje puede fortalecer el vínculo en una pareja que ya funciona bien, pero en sí mismo difícilmente resolverá los conflictos conyugales. 

Las parejas que chocan en su día a día también acostumbran a chocar cuando están de viaje. Quizás la tensión es menor durante el viaje, pero a la vuelta se van a encontrar otra vez con sus choques. 

En caso de crisis de pareja, ¿mejor un viaje cada uno por su lado?

En general, la profesora de la Universitat Abat Oliba CEU indica que evitar los conflictos en una relación conyugal no es una buena idea, ya que tarde o temprano vuelven a resurgir y probablemente cada vez con más fuerza. Para ver las cosas con mayor claridad hay que ir de lleno al conflicto y partir del propio yo, es decir, tratar de identificar qué necesitas, qué deseas, qué echas de menos, aceptar la propia parte de responsabilidad en la situación actual, concretar qué ‘granito de arena’ podrías aportar. Para todo esto irá bien un tiempo de reflexión quizás en forma de viaje, aunque no es necesario.

A veces, afirma Valls, “la forma más eficaz es aceptar la ayuda de un amigo que te conozca bien, un familiar o un profesional de la psicología que te ayuda reflexionar en este terreno”. 

Entonces, en caso de hacer el viaje de placer en pareja, ¿convendría hablar de ciertos temas o llegar a algunos acuerdos antes de comenzar ese viaje? “Si la pareja en conflicto decide hacer el viaje conjuntamente, será complicado disfrutar del viaje si no usan el tiempo para reflexionar, para dialogar con calma, para exponer sus necesidades, para perdonarse. Podrían acordar mantener el respeto, eliminar la queja, hablar desde el deseo y acordar un día para pedirse perdón. Todo un reto…”, recomienda la psicóloga.

¿Viajar con familia o amigos es un error?

Todo depende de cada situación, considera Valls. Si los miembros de la pareja tienen conflictos con sus familias de origen (cosa que es bastante habitual), viajar con la familia puede ser fuente de tensión y de discusiones. Si es este el caso, hay que ser muy libre y decidir lo que conviene más a tu propia familia, aunque los abuelos nos regalen el viaje con la mejor intención tenemos que poder agradecer, pero decidir no ir.

“Normalmente, con los amigos nosotros elegimos con cuáles ir de vacaciones, por lo tanto entiendo que los conflictos son menores. En este caso puede ser una ocasión para elegir bien a los amigos con los que ir de vacaciones y escoger aquellos con los que, además de pasarlo bien, podéis ser sinceros unos con otros, exponer las dificultades y dejaros ayudar. Algunas veces los amigos nos pueden ayudar a entendernos y dar su apoyo desde experiencias similares”, comenta la profesora de Psicología.

Consejos para unas vacaciones en pareja pacíficas y ‘disfrutadas’

Según Valls, “no tenemos que tener miedo a los conflictos, nos enseñan muchas cosas de nosotros mismos y de los demás. En una relación auténtica siempre existirán los conflictos, ya que existe también la seguridad para saber que estos son fuente de conocimiento y de crecimiento personal y conyugal. Pero es verdad que las vacaciones nos pueden regalar más momentos de intimidad, de diálogo y de disfrute que hay que fomentar y cuidar. Una ayuda para preservar la paz y lograr algo de disfrute en las vacaciones de parejas en conflicto destructivo puede consistir, simplemente, en proponerse respetar al otro, evitar la queja y la exigencia y tratar de agradecer lo que el otro nos aporta”.